
Esta mañana, vía Instagram, he descubierto el movimiento Atype, sobre el que he podido profundizar yendo a su web www.atypography.com/.
Creación de Svethe Grudi, en su página de Inicio nos encontramos un fabuloso vídeo donde se describen los principios de Atype, proyecto a medio camino entre el arte y el diseño, sus primeras fuentes tipográficas recogidas —abstractas, atípicas, atipográficas— y algunas posibles aplicaciones de las muchas que podrían ser. No quiero desvelar más, sí invitarte a que lo veas hasta el final y penetres en su misterio.
Si el asunto te gusta, que sepas que Atype ofrece sus fuentes —una veintena, clasificadas según sus características— que pueden usarse libremente para asuntos personales y se venden a precios razonables en la tienda si quisieras trabajar con ellas.
No son facilonas, sus glifos están pensados para camuflar textos acoplándolos a objetos. Textos nada evidentes, para que tú o yo, un día, por casualidad, nos demos cuenta de que sobre un edificio, una obra creativa, una prenda de vestir, emerge un mensaje.
Como nos traslada su creador en una aplicación de Epetry, una de las fuentes biométricas que me han resultado más sencillas de decodificar: «Ese descubrimiento genera una sensación interna de satisfacción similar a resolver un rompecabezas complejo, alegrándonos el día. Descubrir SCAM escrito en la fachada de un edificio no es una atracción de masas, es una experiencia individual».
Ahí lo dejo.
Hoy es el Día del Diseño Gráfico, que en 2025 se ha convocado internacionalmente con el lema «Outlandish optimism».